Mi cubo de curiosidad es sencillo, pero todo el que lo ve lo quiere, su forma llamativa no falla, quien lo toca no puede evitarlo, siente la tentación de girarlo, siente la curiosidad de que pasara, y siempre me preguntan, "puedo usarlo?" con una sonrisa discreta, y tratando de no morder los labios, al menos no demasiado, para que no se note... digo "pues claro, el placer es mío", y así pasa siempre... hasta que un día... perdido en las calles de mi cabeza, jugando con mi cubo de curiosidad, se acercó su mirada sin avisarme, y con una simple sonrisa desarmo mi cubo, no tuve más remedio que dárselo, y así tuve que reconstruir mi cubo, y ahora siempre que lo miro, me acuerdo de su sonrisa, de cómo me desarmo, y de cómo mi cubo de curiosidad, ira siempre en su mirada.